Vivir cerca de un océano contaminado con microplásticos puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiometabólicas

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Las tasas de diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias y derrame cerebral fueron más altas entre los residentes de 152 condados costeros de Estados Unidos cercanos a océanos contaminados con microplásticos, según un nuevo estudio. publicado en Journal of the American Heart Association.

Vivir en un condado costero de EE. UU. bordeado por aguas oceánicas con concentraciones muy altas de microplásticos puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y metabólicas, como diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias y ataque o derrame cerebral. Este riesgo fue mayor en comparación con los residentes de condados costeros cercanos a aguas con bajos niveles de microplásticos, según una nueva investigación publicada en Journal of the American Heart Association (sitio web en inglés), una revista de acceso abierto y revisada por pares de la American Heart Association (la Asociación Americana del Corazón).

“Este es uno de los primeros estudios a gran escala que sugiere que vivir cerca de aguas muy contaminadas con microplásticos puede estar relacionado con enfermedades crónicas. La contaminación plástica no es solo un problema ambiental; también puede ser un problema de salud pública”, afirmó el Dr. Sarju Ganatra, autor principal del estudio, Director Médico de Sostenibilidad, Vicepresidente de Investigación del Departamento de Medicina del Lahey Hospital & Medical Center en Burlington, Massachusetts, y Presidente de Sustain Health Solutions.

Los microplásticos son partículas de plástico de menos de 5 milímetros de tamaño, aproximadamente el ancho de la goma de un lápiz nuevo. Los nanoplásticos son aún más pequeños, invisibles a simple vista y miden menos de una milésima de milímetro. Ambos tamaños provienen de la descomposición química de residuos plásticos más grandes, incluidos empaques de alimentos (como botellas de agua de un solo uso), telas sintéticas y productos de cuidado personal. Se han encontrado micro y nanoplásticos en el agua potable, en mariscos y en el aire. Según el estudio, la intrusión de agua salada, un proceso natural mediante el cual el agua de mar se mezcla con fuentes subterráneas, se reporta con frecuencia en zonas costeras y da lugar a una alta concentración de diversos contaminantes, incluidos microplásticos, en los acuíferos subterráneos.

En este estudio, los investigadores analizaron si la concentración de partículas plásticas en aguas oceánicas cercanas a comunidades costeras estaba asociada con una mayor incidencia de diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias y derrame cerebral (sitios web en inglés) entre los residentes de dichos condados. Se examinaron concentraciones de contaminación marina por microplásticos (probablemente una combinación de micro y nanoplásticos) dentro de 200 millas náuticas de los condados, clasificando los niveles en cuatro categorías según el promedio de microplásticos marinos (MML):

  • Contaminación baja (0–0.005 partículas/m³): casi nada visible; tal vez una pequeña partícula de plástico en 200 bañeras de agua de mar.
  • Contaminación media (0.005–1 partículas/m³): hasta 1 pequeña partícula plástica por cada 200 bañeras de agua de mar.
  • Contaminación alta (1–10 partículas/m³): probablemente un pequeño puñado de partículas plásticas flotando en cada bañera de agua de mar.
  • Contaminación muy alta (10+ partículas/m³): cada porción de agua de mar (aproximadamente del tamaño de una bañera) podría contener 10 o más partículas plásticas.

El análisis reveló que, en comparación con los residentes de condados costeros con bajos niveles de contaminación por microplásticos en aguas cercanas, quienes vivían en condados con niveles muy altos presentaban:

  • Un 18% más de prevalencia ajustada de diabetes tipo 2, la cual duplica el riesgo de enfermedad cardíaca.
  • Un 7% más de prevalencia de enfermedad de las arterias coronarias, una acumulación de placa en las arterias del corazón que puede provocar un ataque cardíaco o derrame cerebral.
  • Un 9% más de derrames cerebrales. Un derrame cerebral ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se bloquea o se rompe. Los derrames cerebrales son la quinta causa principal de muerte y una de las principales causas de discapacidad.

Además, el análisis encontró que los condados de Estados Unidos a lo largo del Golfo de México (también conocido como el Golfo de América) y las costas del Atlántico presentaban una mayor prevalencia de diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias y derrames cerebrales en comparación con los de la costa del Pacífico.

La asociación entre altos niveles de contaminación por microplásticos y mayor prevalencia de enfermedades cardiometabólicas se mantuvo incluso después de ajustar por edad, género, acceso a médicos, nivel socioeconómico (educación, desempleo, ingreso familiar, características del vecindario, etc.) y factores ambientales (contaminación del aire, contaminación acústica, cercanía a parques, espacios para caminar, etc.).

“Si bien este estudio midió la contaminación en el agua del océano, la contaminación no se limita al mar. Los microplásticos están en todas partes: en el agua potable, en los alimentos que consumimos, especialmente los mariscos, e incluso en el aire que respiramos. Por lo tanto, aunque analizamos datos de microplásticos en agua de mar y el estado de salud de las personas que viven cerca, la contaminación por microplásticos nos afecta a todos, sin importar dónde vivamos”, explicó Ganatra.

Indicó que los científicos apenas están empezando a comprender el impacto total de los microplásticos en la salud. “Irónicamente, incluso en el cuidado de la salud, un campo dedicado a sanar, dependemos en gran medida de plásticos de un solo uso, desde bolsas de suero y jeringas hasta guantes, tubos, blísteres de medicamentos y campos quirúrgicos. Gran parte termina en vertederos o en el océano, donde se fragmenta en microplásticos y entra al ecosistema”, explicó Ganatra.

“Este estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que indica que la basura que arrojamos al medioambiente a menudo regresa a nosotros. Es momento de pasar de la concientización a la acción”, dijo. “Instamos a los responsables de formular políticas a considerar la contaminación plástica como una crisis ambiental y también como una posible crisis sanitaria”.

El Dr. Justin Zachariah, M.D., M.P.H., FAHA, presidente del comité redactor de la Declaración Científica de la American Heart Association de 2024 sobre Exposiciones Ambientales y Cardiología Pediátrica, (sitio web en inglés), señaló: “Los autores realizaron un análisis cuidadoso a nivel de condado que sugiere que se necesitan más estudios individuales para comprender cómo nos afectan los plásticos y qué intervenciones podrían reducir esos efectos, o qué límites deberían establecerse sobre los micro y nanoplásticos en el medioambiente. En ausencia de tales datos o políticas, la transparencia y el etiquetado sobre el contenido plástico podrían empoderar a los consumidores para tomar decisiones que consideren apropiadas. Debemos recordar que estos plásticos pueden permanecer indefinidamente en nuestros cuerpos, posiblemente exponiendo a las personas a riesgos acumulativos durante toda la vida”. Zachariah, quien no participó en este estudio, es profesor asociado de cardiología pediátrica en el Baylor College of Medicine y Director Médico del centro de investigación clínica cardiovascular del Texas Children’s Hospital, ambos en Houston.

El estudio tiene varias limitaciones. En primer lugar, la asociación con los microplásticos se basó en datos a nivel de condado, no a nivel individual. Este tipo de estudio no puede demostrar una relación causal entre los niveles de microplásticos en aguas oceánicas cercanas (medidos únicamente en el agua, no en peces o plantas) y el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas.

“Tampoco medimos los niveles de plásticos en los residentes de estos condados, y aún no conocemos exactamente cómo estos compuestos afectan al cuerpo. Por lo tanto, aunque los hallazgos son importantes, deben ser una llamada a realizar más investigaciones profundas, no a sacar conclusiones definitivas”, concluyó Ganatra.

Ganatra y sus colegas identifican varias áreas clave para futuras investigaciones:

  • ¿Cómo ingresan los microplásticos al cuerpo humano?
  • ¿A qué niveles se vuelven perjudiciales?
  • ¿Dónde se acumulan estas partículas en el cuerpo?
  • ¿Cómo afectan los microplásticos a la salud a largo plazo?

El equipo de investigación está diseñando estudios de seguimiento para medir la exposición individual a los microplásticos a través del agua, los alimentos y el aire, y evaluar cómo esa exposición influye en biomarcadores de inflamación y estrés cardiovascular.

Detalles, antecedentes y diseño del estudio:

  • Utilizando información de los National Centers for Environmental Information, se obtuvieron y midieron las concentraciones de microplásticos marinos entre 2015 y 2020 en aguas oceánicas dentro de las 200 millas náuticas (zona económica exclusiva marina) de 152 condados costeros de Estados Unidos en el océano Pacífico, el océano Atlántico y el Golfo de México (también conocido como el Golfo de América).
  • La edad promedio de los residentes de estos condados era de 43 años, y aproximadamente la mitad eran mujeres. Alrededor del 75% eran adultos blancos, el 13% adultos negros, el 1% adultos indígenas estadounidenses y nativos de Alaska, el 4% adultos asiático americanos, el 0.1% adultos nativos hawaianos y de otras islas del Pacífico, y el 7% restante de los adultos no se autoidentificaron con su raza o etnia.
  • ​Las tasas de prevalencia a nivel de condado de diabetes tipo 2, enfermedad de las arterias coronarias y derrames cerebrales se obtuvieron del análisis poblacional de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de 2022, basado en el Behavioral Risk Factor Surveillance System de 2019-2020 y la American Community Survey de 2015-2019.
  • Los investigadores compararon la prevalencia de enfermedades entre condados con concentraciones bajas y muy altas de microplásticos, tanto con como sin ajustar por diversos factores de riesgo a nivel de condado, como edad, sexo, raza, etnia, acceso a médicos e indicadores de condiciones socioeconómicas y ambientales que enfrentan las personas en comunidades costeras.

Los nombres de los coautores, los datos públicos y las fuentes de financiación se encuentran en el artículo.

Fuente: newsroom.heart.org

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